Dependiendo de la severidad de los síntomas y el estado clínico, el paciente puede ser referido a servicios especializados de salud mental o en los casos menos graves, puede ser tratado de forma ambulatoria, incluso por un médico familiar o general bien adiestrado.
Una vez diagnosticada, la persona con un trastorno de salud mental puede ser tratada con una serie de intervenciones. Los tratamientos con un enfoque de recuperación y bienestar más comunes son con medicamentos, psicoterapia, psicoeducación y la combinación de éstos.
Cuando estamos sanos mentalmente, podemos disfrutar de nuestra vida, de lo que nos rodea y de la gente con la que convivimos. Podemos ser creativos, aprender, probar nuevas cosas e intentar retos asumiendo sus riesgos. Estamos en mejores condiciones de hacer frente a tiempos difíciles en nuestra vida personal y profesional y podemos salir adelante de momentos de tristeza, ira, o de sentimientos que puedan resultar de algo inevitable como la muerte de un ser querido, la pérdida de trabajo, problemas de relaciones personales y sociales o de otros eventos difíciles, y seremos capaces de seguir adelante con nuestras vidas y disfrutar de cada vez que salga el sol, después de la tormenta.