La depresión es un padecimiento psiquiátrico sumamente frecuente, alrededor del 20% de la población presenta al menos un episodio de depresión a lo largo de la vida.
La depresión no es simplemente la presencia de tristeza, el paciente que sufre de depresión presenta ideas de desesperanza o ideas de que su circunstancia particular no mejorará, ideas de culpa o sensación de culpa al realizar o dejar de realizar sus actividades o por tener ideas o pensamientos que comúnmente no le daban culpa (este síntoma requiere de una valoración psiquiátrica minuciosa), anhedonia o falta o disminución de la sensación de placer en las actividades que usualmente le generaban placer o le se hacían sentir bien, ideas de valer menos que el resto de la gente o que algunas personas bajo la misma situación (minusvalía o autoestima baja). Sin embargo existen otros síntomas como: tristeza la mayor parte del tiempo, llanto fácil o incontrolable, insomnio o aumento del sueño, sueño no reparador es decir que no es suficiente para que el paciente realice sus actividades al siguiente día, cansancio fácil al paso del día, irritabilidad o enojo fácil, disminución en la capacidad de atención y concentración, falta de energía o incapacidad para levantarse o grandes dificultades para hacerlo, pérdida o ganancia de peso, y en muchas ocasiones se presentan además dolor de cabeza y hasta migraña, dolor de cuello y nuca, o dolor generalizado que puede ser causa de consulta médica y que usualmente no cede con analgésicos.
La depresión no es un estado de ánimo normal, es normal estar triste ante eventos difíciles o adversos; sin embargo, si la tristeza se mantiene por más de 15 días aunado a que se agregan otros síntomas como los mencionados antes, dificultando la actividad laboral, social, escolar y familiar es de importancia acudir a una evaluación psiquiátrica completa y recibir el tratamiento adecuado y oportuno.
También es de importancia mencionar que la sintomatología tiene grados y va de lo leve a lo moderado y hasta lo severo, además de que no se necesita la presencia de todos los síntomas para realizar el diagnóstico. Usualmente se acompaña de ansiedad y la evaluación psiquiátrica es esencial para definir el diagnóstico ya que suele modificarse según la edad del paciente. Requiere de tratamiento con medicamentos para mejorar o controlar la sintomatología y en ocasiones también requiere psicoterapia según lo defina el psiquiatra.